Mercedes Neuschäfer-Carlón


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Mercedes Neuschäfer-Carlón

libros

Rosemarie Bollinger en "Deutsches Allgemeines Sonntagsblatt" de Hamburgo

(25.1.1987)

"Todos necesitamos cuentos: la escritora española Mercedes Neuschäfer-Carlón nos los cuenta"

CAMINOS QUE YA NADIE PUEDE DESTROZAR

Érase una vez una niña pequeña, nacida en el norte de España, en la vieja ciudad de Oviedo: Elena.

Una niña pensativa, una pequeña complicada personalidad. Vivía, antes del comienzo de la guerra civil, en una bonita casa con jardín, rodeada de compañeros de juego y protegida por personas mayores y tolerantes a las que quería. Pero, a pesar de ello, la atormentaban miedos terribles, horribles fantasías del infierno y sobre todo de la muerte. La idea de un cielo- sin color, sin verdadera vida, el irse a ese cielo - significaba para Elena más una pesadilla que un consuelo. Con cuatro, cinco años que tenía entonces, no hablaba a nadie de ello. No tenía tampoco la posiblilidad de expresarlo con palabras. Lo hacía en cambio en el juego y nadie lo notaba.

Elena es la protagonista de "La acera rota", novela en parte autobiográfica - más bien para adultos - de la escritora española Mercedes Neuschäfer-Carlón.

Elena inventa su juego maligno del cielo y del infierno. A veces acompaña a su madre al centro de la ciudad. Parte del camino es una acera ancha, cuidada, cubierta de baldosas de distintos tamaños, de forma que las líneas entre ellas no discurren regularmente. Elena juega a no pisar una de esas líneas si no quiere ser condenada al infierno. Brinca, salta, camina con concentración, pero no existe salvación: no hay camino que no termine en la 'condenación eterna'.

Tiene cinco años, cuando por vez primera se tropieza con la muerte en la realidad familiar. Un tío suyo muere y el dolor, el espanto de aquella insondable 'pantalla negra', que aparecía en su mente al imaginar la muerte, se convierte en ceremonia. Y la pesadilla son los vivos. La invasión en la casa de gentes desconocidas: sus falsos, aunque amables tonos, cuando hablan con Elena como si la niña fuese una débil mental incapaz de entender.

Elena escapa, disgustada, al jardín. Porque ella es consciente de ser ya una persona y, en un momento de clarividencia del que a veces los niños pequeños son capaces, se piensa: "Tengo cinco años y pienso. Ninguna de las visitas que ahí están tiene idea de lo que yo pienso. No quiero olvidarlo nunca, nunca".

Poco después se va a romper la 'acera'. Estalla la guerra civil. Los caminos por los que los hombres podían caminar con la cabeza alta y acercarse los unos a los otros, son destruidos, destrozados, convertidos por decenios en intransitables. Sin embargo- o acaso por ello - Elena ha mantenido aquella promesa hecha un día a sí misma y a la vez a todos los niños. Y esto pertenece a la esencia de todos los libros de esta autora por muy diferentes que sean y también el buscar 'aceras', caminos que lleven a la comprensión y no a la destrucción.

Mercedes N-C estudió Filosofía y Letras en su ciudad natal Oviedo y en Madrid. A pesar de una niñez y juventud difíciles se hizo bachiller con dieciséis años, trabajó y pudo estudiar luego. A la terminación de su carrera, se casó y se fue a vivir a Alemania. Enseñó como profesora de español en al universidad de Giessen, actividad que interrumpió por motivos personales.


En 1972 comenzó a dar clase a los niños españoles, hijos de trabajadores en su mayoría, en el Saarland. Estos niños la llevaron a escribir en su estilo personal, sencillo en apariencia y a la vez claro y asombrosamente intenso. Necesitaban más que otros niños que nacen en su país y en su propio mundo idiomático, dedicación, cariño, alegría y, como todos los niños, necesitaban historias, cuentos especialmente. Y también, como todos los niños, querían escuchar de nuevo aquellas historias y leerlas ellos mismos. Y un día supieron - decepcionados, sorprendidos, orgullosos, todo al mismo tiempo - que el libro que ellos querían leer no existía, que todo estaba pensado sólo y precisamente para ellos. Y, sin embargo, querían leerlo...

Entre tanto han aparecido en España sus libros y sigue escribiendo nuevas historias. las reacciones de los lectores- adultos también, no son menos positivas que las de aquellos primeros niños oyentes. Y personas que no saben español y a las que les he contado algo de ellos, se quedaron impresionadas, deseando poder leer a la autora.

No es fácil recoger la esencia y el encanto de estos libros a través del solo relato de su contenido. Aquéllos en los que su tema principal se halla en al realidad, tienen a veces como protagonistas niños con padres españoles o hispano-alemanes.

El escenario está en España o en Alemania. Excepción: "La cabaña abandonada" que obtuvo el premio AMADE. Michael y Annette, que difícilmente en Alemania se hubiesen hecho amigos, viven juntos aventuras en África. Y no sólo se lo pasan bien, sino que tienen además un secreto: la cabaña. Y luego todavía un secreto dentro del secreto: Michán nombre con que bautizan a un cachorro de león que recogen, cuidan, quieren con toda su alma y esconden con el mayor cuidado de los mayores. Hasta que llega un día en que Michán salva la vida de Michael...

Este libro, el primero que se pensó la autora, está intencionadamente escrito con tal sencilleza que los niños pueden pasar casi del deletreo a poder ellos mismos leer un libro. Al parecer una gran diversión (la sexta edición ha aparecido ya en Alfaguara) y sé de niños que se lo llevan a la cama como si fuese un muñeco o un animal de juguete a quien desean tener cerca. Algo parecido sucede con otra novelita casi policiaca: "Una fotografía mal hecha".

Los libros que aparecen después, van ganando en profundidad. A las anteriores se añade una nueva dimensión que acaso donde puede verse con más claridad es en los cuentos.

M. N.-C. parte en ellos de estructuras tradicionales, circunstancias y situaciones ya dadas para abandonar luego las formas de pensar que correspondían a las mismas.

Un ejemplo: "La prueba de los cocodrilos" del tomo " Tarde de cuentos ". Su comienzo puede ser el de muchos: el rey organiza festejos e invita a la más alta nobleza. Busca esposo para su hija más joven. Tres príncipes se presentan. Dos de ellos son como suelen ser los príncipes de los cuentos: gran fachada, poca sustancia. Rolando, el tercero, es distinto. Con él la princesa Corinna no sólo puede bailar sino hablar también, entenderse. Y ahí comienza a sentirse un cambio sin que, por ello, las imágenes de los cuentos tradicionales pierdan su fuerza expresiva.

Pasado un tiempo, el rey vuelve a invitar a los tres príncipes para participar en competiciones y torneos. Ninguno queda claramente por debajo de otro. Corinna respira aliviada: ahora podré yo elegir, piensa; pero su padre exige todaváia un prueba de valor, una prueba a vida o muerte: la prueba de los cocodrilos.

Los peligrosos animales nadan en el foso que rodea el palacio del rey. El puente por el que ha de atravesarse es un tronco de árbol resbaladizo. El primero de los príncipes, aunque pierde el equilibrio por un momento, logra salir a salvo de esta prueba. El segundo da un mal paso, resbala y cae gritando al foso. Los guardias de palacio consiguen sacarlo con vida, pero el agua del foso ha quedado teñida de sangre y el príncipe no del todo completo. El rey llama ahora: ¡Rolando de Montgrande! No hay respuesta,.Rolando ha desaparecido. Escándalo. Burlas para el cobarde ¿ Un cobarde? Pero ¿ por qué no viene a buscar a Corinna? ¿ Por qué la deja abandonada en los brazos del primero de los príncipes que se ha vuelto ahora más soberbio, más insoportable aún? ¿ Es la princesa acaso un objeto, un botín? o ¿es una persona que puede, que tiene incluso que decidir y obrar ?

Corinna logra vencer su gran tristeza y, después de haber hablado con Francesco, su hermano pequeño y príncipe heredero, que, a pesar de ser un niño o ' quizás acaso por ello' la comprende, la anima y decide huir del palacio disfrazada de muchacho. Francesco la sigue.


En el tiempo que recorren con unos titiriteros el país y han de ganarse el pan, conocen la miseria y la desgracia que significa ser su pueblo. Aprenden a hacer muchas cosas. Francesco llega a ser un gran bailarín sobre la cuerda floja. Corinna toca cada vez mejor la trompeta y es la que conduce al oso.

Al fin llegan los titiriteros a una tierra en la que se respira un aire especial y se siente que es un país sin miedo, sin miseria, sin hambre. Es el reino de Rolando. A pesar de que hay en él un monarca, en el palacio real no existen las insignias de la riqueza, del lujo, del poder: oro, plata, piedras preciosas.

Justamente entonces se está celebrando en él una fiesta y están allí princesas que desearían casarse con Rolando, el príncipe heredero, a pesar de que les disgusta que éste quiera mezclarse con el pueblo en vez de .contemplarlas y admirarlas.También entonces, al saber que ha llegado a la ciudad un grupo de titiriteros, Rolando se va de la fiesta para verlos.Al final de la función, Corinna que como chiquillo despelurciado, ha de pasar con el oso la pandereta para recoger las monedas, se acerca miedo Rolando.Y éste, cuando ella levanta la mirada para agradecer su entrega, descubre - los ojos de Corinna...

Sin reino, sin palacio y ,sin embargo, emparentada con el reino de Rolando está la novela "Berland, la ciudad escondida". Carlos, doce años, hijo de trabajadores emigrantes, se encuentra en unos momentos especialmente negros. Ya desde tiempo atrás andaba preocupado. No crece como otros chicos. El que en alguna ocasión se burlen de él, puede soportarlo todavía; pero ahora teme que se le excluya de su equipo de fútbol. Y es que Carlos es un formidable y entusiasta jugador de fútbol y mucho más que el fútbol y amigos de su equipo, no tiene en el país en que vive. Para colmo de desgracias y porque con su preocupación se distrae en clase, lleva en la cartera una mala nota que debe presentar a sus padres. Y Carlos querría ocultársela. Más que por miedo es que su padre acaba de regalarle justamente un balón de reglamento, su gran ilusión.Así. Y Carlos sabe que ello ha supuesto para él un sacrificio. Sin demasiada alegría juega en una pradera cercana al bosque con el balón, hasta que éste desaparece. Lo busca desesperado y descubre al fin un agujero por el que, sin duda, ha debido caer. Sólo un muchacho pequeño y delgado como Carlos es, puede, aunque con dificultad, deslizarse en él. Ya dentro, descubre unas diminutas escaleras y , asombrado, ve que su balón sube, en apariencia solo, los peldaños. Tras él llega Carlos a la ciudad escondida: Berland es menos una utopía que la imaginación de una distinta consciencia que puede llevar a los hombres a nuevas formas de convivencia con los otros. En "Antonio en el país del silencio", sin embargo, Antonio, el protagonista, no abandona su concreto mundo mientras realiza el proceso de un cambio fundamental. 'El país del silencio' es la República federal alemana. Y es Berland, lo mismo que otros mundos e imágenes de la fantasía, un complejo espejo del alma que, entre otras cosas, refleja el profundo conocimiento que, de los niños, tiene la autora. En Berland son los hombres pequeños por voluntad propia. En una ocasión dice el maestro a Carlos : "No, no somos mejores que vosotros, al fin y al cabo venimos de la misma raza; pero hemos evitado aquello que hace peores a los hombres" Una frase clave. Y en la palabra 'hombres' están incluidos los niños naturalmente.

En los libros de Mercedes Neuschäfer-Carlón no siempre se comportan los niños - lo mismo que en su conmovedora novela "La acera rota"- como se piensa o se desea o acaso los mismos niños querrían verse. Van a la esencia de lo que, aunque todavía sin palabras, un niño es: algo más serio de lo que muchos mayores pueden ver. Pues el tono fundamental que en todos estos libros se percibe es una aspiración a la verdad, hacia una verdad, cuya sustancia es justicia y una sinceridad de sentimientos tan intensa que de ella no puede brotar la justificación propia y menos el odio.

Sí, en cambio, una risa liberadora.


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Rosemarie Bollinger, germano/argentina está considerada como una de las mejores conocedoras de la literatura iberoamericana. Sus juicios críticos son independientes y no están en ningún caso marcados por los intereses de 'marketing' de alguna editorial. Su "Verriß" (crítica muy negativa), por ejemplo, de un libro de Isabel Allende fue muy comentada en Alemania.



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